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SUERTE!!!

*** CARLOS FERRER***


Noticias Locas

martes, 12 de agosto de 2008

El póker no es olímpico, pero vive su gran auge y pide ser un deporte


El popular juego de naipes explotó con la tele y atrapa a millones de personas por internet. Infobae.com viajó a Corrientes para presenciar uno de los mejores torneos del país. Debates e historias de jugadores.


El póker representa algo así como el renacer del sueño americano extendido al mundo. El hecho de ver por televisión cómo un ignoto es capaz de pasar de mendigo a millonario en los días que dura un torneo vaya si seduce. Allí está Chris Moneymaker, quien en 2003 se clasificó a la Serie Mundial de Póker (SMDP) luego de ganar un satélite de 40 dólares por internet y terminó llevándose a casa el premio mayor: 2,5 millones.

Este año el campeón embolsará casi 10 millones de la misma moneda. La idea de progreso ilimitado, basado en el trabajado ego de la mayoría de los jugadores de póker, ha alimentado esta industria.

Deporte: "Actividad que conlleva esfuerzo físico y habilidad en la que una persona o un equipo compiten contra otra u otras personas o equipos". Definición del Oxford English Dictionary.

¿Es el póker un deporte? Estamos hablando de la modalidad Hold'em sin límite y comenzaremos por el descarte: no es un juego de azar a secas. Quien comprenda su lógica sabrá que hay una relativa cuota de suerte a partir de la cual se puede ganar en el corto pero no en el largo plazo.

Si no, alegan sus defensores, no existirían los grandes campeones como Doyle Brunson –con 74 años, la leyenda viva del póker, ganador de dos Series Mundiales, entre otros laureles-, tampoco récords absolutos como el que ostenta Phil Hellmuth –once brazaletes de la SMDP- ni genios matemáticos como el mediático y exitoso Chris Jesús Ferguson, quien irrumpió en este mundo al proclamarse rey de Las Vegas en 2000 y desde hace años lidera un movimiento que reclama la oficialización del póker como deporte.

"¿Y entonces por qué el ajedrez sí es considerado deporte?", prosiguen, remitiendo a conceptos como el que precede este apartado. A su vez, y al margen del escaso esfuerzo físico que debe realizarse en ambos casos, es conocida la historia de los dolores de cabeza que le produjo la computadora Deep Blue al mismísimo Garry Kasparov. Como contrapartida, el robot Polaris no pudo hacer nada el año pasado frente a dos grandes exponentes del póker, Phil Laak y Ali Eslami. Un ejemplo que acorta distancias en la diferencia que tiene a su favor el ajedrez, en cuyo ámbito el factor azar no tiene nada que hacer.

El tiro, por caso, reparte 15 medallas doradas en los próximos Juegos Olímpicos. Pasión de multitudes, el automovilismo tiene gran presencia en las páginas deportivas de los diarios cuando la incidencia de la mecánica del vehículo es tan o más decisiva que la de la suerte en el póker. La discusión está planteada. Entretanto, las cadenas deportivas ESPN y FoxSports han incrementado sus audiencias gracias a este popular juego de naipes -sólo superado por el fútbol y el fútbol americano-, y Rusia se convirtió, en 2007, en el primer país en declararlo oficialmente como deporte.

La tecnología marcó el auge
Todos coinciden en que la televisión es la principal responsable de la explosión del póker, al fin y al cabo un juego milenario (su origen también es un tema que da para el debate, aunque se dice que los primeros antecedentes datan del año 969 DC). Sentencia válida pero no definitiva, debido a que las primeras transmisiones de campeonatos no habían resultado demasiado exitosas. El boom se dio a partir de 2002 gracias -principalmente- a una innovación sencilla y efectiva: la colocación de una cámara que permite al televidente ver las cartas de todos los jugadores de la mesa.

Henry Orenstein, ganador de un brazalete en la SMDP y productor del programa High Stakes Poker (canal GSN), fue el mentor de esta idea. "Sin la invención de Henry, nada de lo que vemos en el póker por televisión sería posible", aseguró John Millar, vicepresidente ejecutivo de NBC Sports, según un informe publicado en el último número de la revista Bluff.

Sin perder nunca el ritmo, internet fue la vía que mejor aprovechó ese auge. Las salas para jugar online proliferaron con los años y las más populares tienen constantemente hasta 100 mil usuarios conectados. De más está decir que se puede jugar contra cualquier persona del mundo con la gran ventaja de hacerlo sin moverse de casa y en el momento en que uno quiera, ya sea por dinero real o ficticio.

El resultado es sorprendente: las empresas más confiables facturan a diario cifras de hasta siete dígitos, miles de jugadores en todo el mundo se dedican profesionalmente a jugar póker y hasta hay lugar para los intermediarios, las personas que a través de sus sitios webs llevan gente a las salas y cobran jugosas comisiones. Así es como gira esta rueda imparable, que cada año abastece a la SMDP con un 90% de inscriptos salidos del mundo virtual.

Lo legal y lo real
No todo es para festejar. Si bien los propios casinos se benefician con el hecho de que haya cada vez más gente ligada al póker, esta tendencia genera inquietudes. Cristian Bandeo, gerente de la sucursal Goya de Casinos del Litoral, le dice a Infobae.com que le "asusta un poco" el crecimiento desmedido que permitió internet, ya que "prácticamente no hay controles y encima existe un constante peligro de complot (por parte de los competidores), algo que difícilmente suceda en una mesa en vivo y menos que menos en un casino".

Argumenta que, por ese motivo, en los Estados Unidos quieren restringir a toda costa el juego online. En la Argentina todo es demasiado confuso debido al vacío legal que existe al respecto. Pero, al estar prohibido en el territorio nacional, miles de jugadores de nuestro país "cruzan" las fronteras con su alias en la red de redes. Eso sí: en ocasiones, a la hora de traer sus ganancias, suelen tener problemas para declarar el dinero. Se supone que el gran peligro es eso que se conoce como "paraísos fiscales".

Sin embargo, como en todos los ámbitos en los que se prohíben hábitos que de todas formas hacen a la vida de una parte de la población, la consecuencia es el crecimiento de un "mercado negro" en el que los riesgos son mayores. Por obvias razones, nadie cuida de la seguridad de una persona que asiste a una partida de póker clandestina ni se le garantiza que, llegado el caso, cobrará su premio.

Este año, la Justicia Contravencional porteña dispuso que 11 integrantes de la Asociación de Profesionales de Póker de Argentina (Appa) paguen una multa de 136.000 pesos y realicen trabajos comunitarios por haber "organizado y promovido" juegos clandestinos en varios hoteles de la Capital Federal durante 2007, según informó oportunamente la agencia DyN. (Cosas por el estilo ya no ocurrirán en Suiza, pionera en la legalización del póker fuera de los casinos).

Nada ha cambiado desde entonces por estas tierras. Julio Blanc, gerente general de Casinos Del Litoral, cree que, al igual que la tecnología, el avance del póker no puede frenarse: "Fuera del casino se juega en todos lados, todo el mundo lo sabe y tampoco considero que esté mal. Cada uno sabe lo que hace. En Brasil, el único juego que legalmente está funcionando es el póker, organizado por clubes sociales".

Jorge Yacaré Flores, una especie de nexo entre los jugadores y los casinos y responsable de los contenidos del sitio pokerlatinamerica.com, se sumó al reclamo: "Hasta que no se declare como deporte esto no va a cambiar, dado que muchísima gente ve al jugador de póker como un timbero y al organizar un partida entre amigos uno está cometiendo un delito por estar limitada su práctica legal al ámbito de los casinos. Es como si la AFA prohibiera jugar en los potreros y dijera que hay que hacerlo únicamente en estadios y con indumentaria oficial. No quedaría nadie".

"Ante todo, divertirse"
El póker es un juego de habilidades, decíamos. Y también de percepción: es recomendable conocer rápidamente a quién se está enfrentando. Una frase de la película Rounders lo resume: "Si no puedes detectar al más malo de la mesa en la primera media hora, entonces no busques más: tú eres el malo". El póker tiene lógica, números y estilos de juego, entre otras cosas. Y cartas. Que serán muchas o pocas -las que se verán a lo largo de una partida- según si quien las porta sabe o no detectar su valor intrínseco. Esto es: si no se desespera y arriesga todas sus fichas al recibir una buena mano.

Ejemplos hay varios. Uno pintoresco es el de AK. Recibir un As y un Rey es una buena noticia, pues son las cartas más grandes del mazo. Pero, sin ir demasiado lejos, pueden perder contra cualquier par. Millones de jugadores son capaces de contar la anécdota de cuando lo despilfarraron todo después de recibir AK. A partir de ahí, el ingenio popular hizo el resto y estableció la comparación con Anna Kournikova, la ex tenista rusa de envidiables atributos físicos y buen juego, que no obstante nunca le alcanzó para alzarse con un título profesional: "Una beldad, pero nunca gana un torneo".

Estas máximas y anécdotas, y no los vicios que supuestamente lo rodean como suele creerse (ver Un fin de semana…), son los aspectos más distintivos del póker. Todo aquel que se siente en una mesa debe saber que, si se lo toma demasiado a pecho, puede caer en un serio y conocido problema: el del juego compulsivo.

Un buen consejo es el que da el médico argentino Juan Zubiri en su libro Póker, la senda del ganador (2008), acaso la mejor guía en español sobre este juego en la que es posible encontrar desde una buena base teórica hasta ejemplos gráficos de manos reales, pasando por cuadros con escalas de probabilidades, aspectos psicológicos del juego y estrategias de engaño. El autor cuenta las (inesperadas) andanzas de Steve Danneman en la mesa final de la SMDP 2005. Este contador norteamericano no tuvo sino hasta ese momento su primera gran experiencia en el plano profesional.

"En situaciones en las que se sentía en aprietos había sacado, en varias oportunidades, un papelito del que leía en voz alta una serie de promesas que se había hecho y que repetía para asegurarse no desobedecer ni olvidar. La primera de ellas rezaba: 'Ante todo, divertirse'". Steve terminó segundo y se marchó a casa con algo más de 4 millones de dólares y, por supuesto, con su mejor cara de póker.


Pedro Fermanelli (Infobae.com)

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Pacman
¿Quién no ha jugado al comecocos?, hártate de comer bolitas y esquivar a los fantasmas