Argentina - Entre Rios).- El sueño de hacerse rico rápidamente es una constante a lo largo de la historia humana, y en cada época adquiere nuevas formas, como la que se está registrando desde hace unos años con el explosivo auge del póquer por Internet.
La posibilidad de jugar desde la comodidad de la casa que brinda Internet, ahorrando la necesidad de trasladarse a un casino o garito, y pudiendo participar por sumas mínimas, sumado a la gran difusión que da la televisación de los principales torneos en vivo, provocó que millones de personas jueguen a diario en el mundo a este antiguo juego de naipes.
La Argentina no es ajena a este fenómeno social, y ya es incontable la cantidad de personas que participan en los sitios de juego internacionales, en tanto se desarrollan circuitos locales de competencias.
MUCHOS PERDEDORES.
Las sumas astronómicas que se mueven -el principal torneo mundial, que se disputa anualmente en Las Vegas, reparte unos 80 millones de dólares en premios- aviva la fantasía de muchos, aunque la posibilidad de «salir de pobre» no es tan sencilla.
Según estadísticas realizadas en los sitios de Internet dedicados al póquer, alrededor del 80 por ciento de los jugadores habituales son perdedores netos, y apenas un 20 por ciento logra hacer diferencias a favor en forma regular, en sumas variables que pueden llegar a decenas de miles de dólares mensuales.
Además, los torneos son cada vez más concurridos y los premios crecen constantemente, siendo hasta ahora el más grande uno que se disputó el año pasado, que repartió en total 7,5 millones de dólares.
PERFIL DEL JUGADOR.
El jugador de póquer profesional de hoy en día no tiene nada que ver con la típica imagen que brindaban las películas de Hollywood, donde todos parecían tener un as escondido en la manga, y una pistola presta para saldar a tiros las disputas.
Acorde a los tiempos modernos, los jugadores más exitosos suelen ser profesionales o universitarios, y sus armas preferidas son computadoras equipadas con bases de datos, con las que perfeccionan sus estrategias.
Por ejemplo, el autor de libros de póquer más famoso es el estadounidense David Sklansky, quien cursó estudios universitarios de matemáticas, y uno de sus coautores es Ed Miller, un ingeniero eléctrico y experto en ciencias de la computación que trabajó en Microsoft.
EL PÓQUER Y LAS MATEMÁTICAS.
El estudio de las posibilidades matemáticas del juego es un arma indispensable para el éxito, que no tiene tanto de azar como parece.
«En el póquer el azar no existe», afirmó uno de los más grandes jugadores de esta disciplina, refiriéndose a que en el largo plazo gana quien juega mejor, ya que las buenas y las malas rachas tienden a compensarse con el paso del tiempo.
Sin embargo, esto no quita que haya grandes fluctuaciones como consecuencia del capricho de los naipes, como puede referir cualquier jugador.
ANÉCDOTAS.
El legendario Doyle Brunson -quien ha ganado millones de dólares- cuenta en su libro que una vez fue a Las Vegas con cien mil dólares y perdió absolutamente todo, al punto que debió pedir unas monedas con las cuales llamar por teléfono a su esposa, para que le mandara plata para pagar el boleto en micro de regreso a su ciudad natal.
Las transmisiones de televisión, usualmente por ESPN y otros canales de cable, logran audiencias cada vez mayores, tanto que el histórico jugador de tenis Jimmy Connors se lamentó recientemente que en Estados Unidos la gente ve cada vez menos los partidos de ese deporte, y se vuelcan a los programas de póquer.
ncluso, el ex número 1 del tenis Boris Becker anunció públicamente el año pasado que se dedicará a jugar póquer en forma profesional, y se suma a otros personajes famosos, como los actores Ben Affleck y Matt Damon.
También existe en Estados Unidos un programa de televisión llamado Celebrity Poker Showdown, donde compiten conocidos personajes del mundo del espectáculo de ese país, contribuyendo aún más a la popularidad de este juego.
LA LÓGICA DEL JUEGO.
Las razones por las cuales tanta gente se dedica a una actividad en la que mayoritariamente va a perder plata tiene que ver con razones psicológicas a desentrañar.
Un especialista hizo notar que en todos los juegos de banca -como la ruleta o las quinielas- la posibilidad matemática de ganar en forma sistemática es igual a cero, y sin embargo a los casinos asisten a diario millones de personas dispuestas a dejar su dinero detrás de una martingala, cábala o simple pálpito.
Lo mismo sucede en el póquer, donde la mayoría participa sin estudiar la lógica del juego, para alegría de los menos -llamados en la jerga tiburones-, dispuestos a comerse a los «pescaditos».
Claro que no todo es hacer números, pues se trata de lo que se denomina un juego de «información incompleta», ya que se ignoran las cartas que tienen los rivales, a diferencia de los juegos de «información completa», como el ajedrez, donde todas las piezas están a la vista y no hay nada oculto.
Por eso, cuando se enfrentan grandes jugadores que conocen toda la teoría, la diferencia la hacen los que tiene una mejor intuición para deducir que tiene el rival, y si miente o no, ajustando su propia estrategia en consecuencia.
“Gano más que en cinco años de jugar al ajedrez”
Una de las derivaciones más curiosas del súbito crecimiento del juego de póquer, especialmente por Internet, es el masivo desembarco de ajedrecistas, que dejan total o parcialmente una actividad escasamente retribuida para intentar suerte con los naipes.
«En un mes bueno gano más al póquer que en cinco años de jugar ajedrez», confesó a Noticias Argentinas uno de los más importantes trebejistas locales, quien pidió mantener reserva de su nombre.
El fenómeno es mundial, y numerosos maestros del ajedrez reparten ahora su tiempo entre las dos actividades, obteniendo en ciertos casos ganancias llamativas.
Un ejemplo es Almira Skripchenko, campeona europea de ajedrez femenino, quien ya participó del mundial de póquer de Las Vegas, y fue invitada a una competencia televisada, con personajes de otras disciplinas.
Skripchenko dijo que los ajedrecistas «poseen muchas de las cualidades necesarias para convertirse en fuertes jugadores de póquer», entre las que citó «la capacidad para concentrarse durante un largo período de tiempo, habilidades analíticas, y el poder calcular probabilidades y variantes».
«Es mucho más fácil para un ajedrecista aprender el juego y acostumbrarse a la presión de un torneo, que para un principiante promedio», concluyó.
Soloazar / El Diario
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