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*** CARLOS FERRER***


Noticias Locas

martes, 11 de marzo de 2008

El Hipódromo de San Isidro otra vez se opone al avance de Cristóbal López y sus tragamonedas (Clarín, entre los Kirchner y el clero católico)

Ya ocurrió cuando Felipe Solá era gobernador. Ahora, por un compromiso de Daniel Scioli ante Néstor Kirchner, hay una nueva ofensiva para que Cristóbal López intente quedarse con el Hipódromo de San Isidro donde instalar sus tragamonedas de Casino Club, como en Palermo. Clarín, tan vinculado en días recientes a los Kirchner, decidió aceptar el reclamo de los poderes permanentes, y enfiló contra López.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El poder permanente es más importante que el poder transitorio, y Grupo Clarín lo sabe. Por lo tanto, no pudo arrojar al canasto el reclamo del obispo de San Isidro, Jorge Casaretto, a través de Sergio Rubin, el columnista de temas católicos del diario de Héctor Magnetto, y darle la trascendencia que se merece.

Clarín tiene una histórica relación con la Iglesia Católica argentina, que supera a las relaciones advenedizas con los Kirchner. Y eso es sin vueltas.

Antes de ir al recorte, un poco de contexto.

Cristóbal López y su Casino Club quieren ingresar al territorio bonaerense, donde todavía no tienen operaciones.

El mayor operador de bingos del territorio bonaerense es la española y duhaldista Codere. Pero en el caso de San Isidro, donde desea instalarse el amigo de los Kirchner, López, es territorio de Trilenium, el emprendimiento hoy mayoría de la también duhaldista Boldt y minoría de Santiago Soldati.

El proyecto de López-Kirchner consiste en instalar en el Hipódromo de San Isidro un complejo de tragamonedas similar al de Palermo.

Hasta ahora, el obispo Casaretto ya conseguido, con el apoyo de Melchor Posse, en el pasado, y su descendiente, ahora (pese a que es un radical K), impedir que el ámbito de su diócesis quede afuera de la instalación de casinos y bingos. El Hipódromo de San Isidro es el más prestigioso del país, donde ocurren los grandes premios y corren los mejores 'pura sangre' pero no puede compararse la actividad hípica con los juegos de azar.

Por lo tanto, es obvia la intranquilidad de monseñor Casaretto con la iniciativa de López-Kirchner, resistida por las autoridades del Hipódromo de San Isidro que ven en el Hipódromo de Palermo un horrible caso de deterioro del hipismo en el que no desean caer.

Lo que todos sospechan es que Daniel Scioli dice que no hará nada en contra del Hipódromo de San Isidro, pero no parece confiable, en especial cuando lo presiona Néstor Kirchner.

Entonces, Casaretto le pidió consejo y ayuda al cardenal Jorge Bergoglio, quien cuestiona que en la Ciudad de Buenos Aires exista un doble casino flotante, los tragamonedas de Palermo y los 5 bingos barriales, una herencia de Carlos Menem que, paradójicamente, era un aliado internacional del Vaticano.

Pero lo que más le molesta a Bergoglio es que Mauricio Macri nada haya hecho al respecto.

De acuerdo al columnista Sergio Rubín, un especialista en temas de la Iglesia Católica argentina, "las siempre sensibles relaciones entre el Gobierno y la Iglesia se encaminan a sumar un nuevo punto de fricción. El incipiente conflicto viene por el lado del juego, un asunto que el clero siempre criticó por considerarlo un vicio ruinoso, pero que -al compás de los nuevos tiempos- debió terminar soportando. El problema es que la tolerancia de los obispos empieza a encontrar su límite por lo que consideran la enorme proliferación de las casas de juegos a caballo de una preocupante alianza con el poder político.

La inquietud de los miembros del Episcopado dejó de ser un comentario puertas para adentro. El presidente de la comisión de Pastoral Social, el obispo Jorge Casaretto -quien nunca mostró animosidad contra el kirchnerismo-, acaba de denunciar la situación: "El poder económico de los grandes empresarios del juego y sus alianzas con los poderes políticos son enormes. La compra de voluntades y de apoyos no reconoce límites", disparó.

El obispo fue más explícito: "Muchas veces, funcionarios honestos han tenido que soportar presiones desde diversos estratos del poder para votar leyes o autorizar concesiones que faciliten el enriquecimiento desmedido de unos pocos a costa de la degradación de muchos". Monseñor Casaretto viene sufriendo el problema en carne propia: dos bingos con tragamonedas intentan instalarse en San Isidro y Vicente López, dos municipios que están dentro de su diócesis.

La denuncia de Casaretto adquiere mayor voltaje político porque detrás del negocio de los tragamonedas está el empresario Cristobal López, cercano al ex presidente Néstor Kirchner. Aún está fresca una controvertida decisión que tomó Kirchner poco antes de dejar la Presidencia: el haberle prorrogando a López la concesión de las tragamonedas de Palermo hasta 2032, determinación que suscitó críticas en la oposición y el anuncio de una investigación parlamentaria que todavía está en ciernes.

Claro que el negocio del juego también tiene otros actores. Empresarios que manejan casas de juego en el interior del país; otros vinculados a sectores duhaldistas que desembarcaron en los bingos bonaerenses en los últimos años y capitales extranjeros, básicamente españoles, que participan de la explotación de casinos en la ciudad de Buenos Aires y en Rosario.

En rigor, la denuncia de Casaretto apuntaría además a los presuntos vínculos de empresarios del juego con sectores de la Gobernación bonaerense. Fuentes eclesiásticas recordaron a Clarín que el interventor del Instituto Provincial de Lotería y Casinos, Luis Peluso, contrató como asesor a Carlos Gallo, que sería hombre de confianza de López. De todas formas, Casaretto no cree que todo está perdido: "Algunos municipios de nuestra diócesis han podido resistir las presiones".

El cuadro de situación que se dibujó en un despacho eclesiástico fue el siguiente: "Como no pueden abrirse nuevos bingos en la Provincia, la idea es trasladar los de Zárate y Campana, con el agregado clave de los tragamonedas, a Vicente López y San Isidro". Se aseguró, incluso, que los nuevos emplazamientos no respetarían la distancia mínima que debe haber con el cercano casino de Tigre: 150 kilómetros.

Los sucesivos obispos de la diócesis sanisidrense siempre resistieron la instalación de casas de juego en su jurisdicción, aunque hay un bingo en el municipio de San Fernando y el mencionado Casino de Tigre, gerenciado por la empresa Boldt. (...)"

URGENTE24 09/03/2008

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*** ALBERTO OLMEDO ***

Pacman
¿Quién no ha jugado al comecocos?, hártate de comer bolitas y esquivar a los fantasmas